sábado, 10 de diciembre de 2011

Sin arnés

Cuando te adentras en nuevas aventuras, rompiendo con el pasado, olvidas asegurar cada paso.

La duda, la ilusión, el ansia de cambio, el dejar atrás lo que no nos funcionó...Todo esto nos hace buscar respuestas en terrenos en los que jamás nos hubiéramos adentrado estando seguros de nosotros mismos. Igual la inestabilidad nos suelta, nos conduce a situaciones que no esperamos, sobre las que no tenemos ningún tipo de tracción, de las que podemos caer, o peor aún, en las que podemos caer.

Nunca esperas que algo te sorprenda, por eso lo tocas sin miedo, te acercas, y como un gato detrás del dulce que lanza su dueño, escrutas su movimiento, por si quisiera irse, y al ver su quietud empiezas a elucubrar y divagar sobre las posibilidades; analizas los sucesos, creas una realidad paralela donde todo encaja, y te dispones a darlo todo por lo que te has propuesto tras una discusión de no más de unos segundos, con tu subconsciente que ni es Pepito grillo, ni ayuda, porque te engaña tanto como tu consciente cerebro, creando esa segunda dimensión de tu vida, la también llamada paja mental.

Es a partir de este momento cuando crees que lo tienes todo bajo control, que no hay nada por encima, que en realidad es todo cuestión de tiempo, o del azar, hasta que se suelta un cabo, y acabas por enterarte de que por muchos años que pasen, después de un cambio siempre serás un novato, un iluso, un inocente, un idiota en busca de felicidad, que necesita experiencias nuevas, desconocidas, sobre las que sin arnés, cuerdas, ni fuerza, no tienes nada que hacer,y en las que tiene muchas posibilidades de hacer "crack".

Algún día dejaré de querer ir a dónde no me llamen, mientras, volveré a leer esto cada vez que me de cuenta de que caigo (en mis trampas).

No hay comentarios:

Publicar un comentario