martes, 6 de diciembre de 2011

Sepultura sistemática

Vivimos en un mundo de egos, propios y ajenos, nadie es consciente de nada excepto de lo relativo a sí mismo. Todos lloramos nuestras historias, todos sufrimos nuestras penas, todos morimos cada noche, todos nacemos cada día, completamente solos, después de soñar que borramos nuestros diarios cerebrales, para olvidar nuestras aventuras, pero durante los estados de lucidez, tras revivir, nadie se para a discutir con su sombra si tiene lo que quiere, si lo que quiere es suficiente, si lo suficiente es lo que merece, si se ha ganado lo que cree merecer , y si eso tiene que ver con querer morir todas las noches.

Todos morimos por lo que perdemos, y ninguno de nosotros suele perder algo importante. A veces pierdes el bus, otras el pasaporte, incluso puedes perder las llaves de casa y dormir toda una noche en la puerta, pasando frío, esperando al cerrajero, pero no hay nada comparable a perder a alguien. Perder a alguien te hiela mucho más que cualquier noche a la intemperie. No hay edredón que caliente un alma cuando se separa de otra, como no hay cerrajero que te abra las entrañas para rellenar el vacío que deja.

Aún así, esto sigue siendo una historia de egos, yo escribo la mía, intrascendente para el mundo, mientras otros escriben la suya, cada cual con sus muertes, cada una en su nicho, y es que nadie conseguirá jamás frenar esta hipocresía, que lo ocurrido en casa ajena sea más duro que lo propio, aunque la diferencia sea abismal, así nos han enseñado a ser.

Ahora vivo y escribo por lo estúpido de mi quejido, mientras que el mundo no puede pensar. No queda nada atrás, sólo estas palabras. Tengo lo que necesito, ahora sólo necesito querer más, saber que lo tengo es idílico, y sentirme afortunado por ello.

1 comentario:

  1. el egocentrismo nos consume pero qué sería de nuestra identidad sin nuestro epicentro. bienvenido :)

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