martes, 27 de enero de 2009

CHICOCHE

Qué verdad es que los hijos crecen como los coches de sus padres.
Por eso, cuando yo nací, mi mamá tenía un coche rojo y fuerte.
Ahora no tiene color definido, y es, más que fuerte, constante.

Luego, hay otros que crecen aboyados.
Qué se le va a hacer, todo fue culpa de aquel árbol.


messy car.
hahaha

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