sábado, 24 de enero de 2009

JULAY





Ser un julay es algo que se lleva dentro.


No es bueno, ni malo, pero sí propio, como los nombres.


En el DNI de cada uno debería aparecer una casilla en la que se graduase nuestra julayez.


Pero no es así, porque los julays son una especie en extinción, y eso sería una diferenciación demasiado clara, y los antijulays furtivos podrían eliminarnos de la faz de la tierra.






Ser julay no es fácil.


No siempre se alcanza el grado de estupidez necesario, y eso puede ser traumático para el ser en cuestión, sobre todo en compañía de julays perdidos ( dícese de los que aún no saben que son julays. Otro día dedicaremos un capítulo a ellos).


Puede llegar a causar depresión.




La vida del julay es, en la actualidad, objeto de estudio.


Conforme se perciba el progreso de la investigación, iré transmitiendo nuevos informes.


De momento, el julay es un ser desconocido para la sociedad, incluso para sí mismo, ya que ni él sabe por qué comete esos actos.








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